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Con la aparición del COVID-19, declarado pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud, han sido muchos los países que han implementado medidas de bioseguridad para evitar el incremento de contagios y garantizar la continuidad de los procesos productivos y las actividades cotidianas de la población.
Entre las medidas que las autoridades mundiales en materia de salud pública han establecido para cortar la cadena de transmisión del patógeno, se encuentran: las mascarillas desechables, las mascarillas quirúrgicas, las mascarillas infantiles, entre otras, las cuales se ajustan perfectamente al rostro para evitar la entrada de microorganismos.
En este contexto, las mascarillas ffp2 homologadas han jugado un papel crucial en el control de la enfermedad, sobre todo en aquellos espacios públicos, ya sean cerrados o abiertos, en los que no se puede mantener el distanciamiento recomendado entre individuos. Este tipo de accesorio previene la transmisión por vía aérea del SARS-CoV-2 (vector de la COVID-19), protegiendo así tanto al usuario como a otras personas de contagiarse del virus por su alta eficacia de filtración mínima de partículas.
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